lunes, 19 de noviembre de 2012

Urge nueva ley general de vivienda en Chiapas


Gilberto Díaz Moreno /ASICh

El crecimiento demográfico y la dificultad para acceder a mecanismos de financiamiento, han demeritado la calidad de vivienda digna, especialmente de la población rural, por ello, el investigador Juan Carlos Palacios Ortega, propone a legisladores de Chiapas la creación de un programa nacional de vivienda más amplio y con una mayor orientación hacia los sectores más desprotegidos, así como buscar mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los más necesitados.

            Una vivienda digna, permitirá elevar las condiciones de vida de las familias, por ello, urgió el diseño de mejores instrumentos de financiamiento, pero además, la vivienda debe estar inserta en un entorno de desarrollo urbano con calidad de servicios e infraestructura.
            En entrevista, Juan Carlos Palacios Ortega, propone la necesidad de reafirmar el papel del Estado como promotor y regulador, y una nueva reforma a la legislación en materia de vivienda y planeación urbana, así como impulsar programas de vivienda rural y urbana, pero fortalecer la participación de la iniciativa privada en los programas de construcción; establecer la certificación de calidad de las viviendas y, eliminar las restricciones para garantizar a todas las familias el derecho de acceso al suelo y a la vivienda digna.
            Para ello,  urge impulsar la unificación de la normatividad sobre el mercado de suelo y vivienda en propiedad y renta, mediante una nueva Ley General de Vivienda; modificar las reglas de operación del sistema bancario y financiero y del sector público y privado de de este sector, para hacer accesible el crédito a todos, incluyendo al sector de no asalariados; promover la asociación de capital privado, inversión estatal y esfuerzo propio de los sectores demandantes para construir viviendas de interés social y popular.
            Juan Carlos Palacios Ortega mencionó que el derecho a la vivienda tiene en nuestro país profundas raíces históricas. La Constitución de 1917, en su artículo 123, fracción XII, estableció la obligación de los patrones de proporcionar a sus trabajadores viviendas cómodas e higiénicas, posteriormente, el país se abocó a construir la infraestructura de seguridad social para atender las diversas necesidades de la población. En 1943 se creó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para brindar seguridad social a los trabajadores, aunque en sus inicios, también proporcionó vivienda a sus derechohabientes.
            En febrero de 1972, con la reforma al artículo 123 de la Constitución, se obligó a los patrones, mediante aportaciones a constituir un Fondo Nacional de la Vivienda y a establecer un sistema de financiamiento que permitiera otorgar crédito barato y suficiente para adquirir una vivienda. Esta reforma fue la que dio origen al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), mediante el Decreto de Ley respectivo, el 24 de abril de 1972.
            En mayo de ese mismo año, se creó por decreto, en adición a la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE), el Fondo de la Vivienda del ISSSTE (FOVISSSTE), para otorgar créditos hipotecarios a los trabajadores que se rigen por el apartado B de la Ley Federal del Trabajo. Sin embargo, fue hasta 1983, cuando el derecho a la vivienda se elevó a rango constitucional y se estableció como una garantía individual.
            Hasta la década de los ochenta, el eje de la política de vivienda había sido la intervención directa del Estado en la construcción y financiamiento de vivienda y aplicación de subsidios indirectos, con tasas de interés menores a las del mercado. En la primera mitad de la década de los noventa, se inició la consolidación de los organismos nacionales de vivienda como entes eminentemente financieros.
            El caso de los chiapanecos, muchos carecen de una vivienda que cumpla con condiciones mínimas o proporcione servicios básicos, el primero de estos servicios vitales es el de drenaje y muchos poblaciones de la entidad, tienen que sobrevivir bajo estas condiciones despreciables de higiene, aunado a la falta de drenaje, también varios hogares carecen de agua entuba que  hacen mucho más fácil la manifestación de los problemas de salud.
            Otro servicio es el acceso de la energía eléctrica, una gran ironía cuando se toma en cuenta que las presas hidroeléctricas del estado generan más de la tercera parte de la electricidad consumida por toda la nación, por lo que el investigador, alertó que si el gobierno si el gobierno federal no considera las medidas necesarias en este tema, muchas familias no tendrán más alternativa que la ocupación irregular o el hacinamiento, principalmente en lugares de riesgo.
            En base al Censo General de Población y Vivienda indica un gran rezago en las condiciones de vivienda: 0.73% de la población en México habita en casas de lámina o cartón, 0.96% en casas de bambú o palma, mientras el 9.93% no tiene acceso a servicios básicos (agua, electricidad, drenaje), concluyó. ASICh